“Las circunstancias externas pueden despojarnos de todo, menos de una cosa: la libertad de elegir cómo responder a esas circunstancias” Víctor Frankl
El concepto «meditación deriva de la palabra latina «meditatio», es decir «reflexión». Por lo general, se entiende este concepto como el ensimismamiento en un estado de conciencia de calma interior. Sin duda esta situación tan «extraña» que nos está tocando vivir, nos aleja de ese lugar de calma interior y nos lleva a pensamientos y sentimientos contradictorios, como si estuviésemos subidas a una montaña rusa en continuo movimiento: con momentos de paciencia, otros de angustia, esperanza, vértigo, confianza o miedo atenazador…
¿Cómo no sentir miedo? Es una emoción necesaria para sobrevivir y una respuesta natural en los momentos que percibimos amenazas reales o imaginadas, pero también es importante que no dejemos que el miedo invada todo nuestro ser, porque, entonces, no podremos pensar con la necesaria perspectiva para confiar en que, más pronto que tarde, volveremos a compartir la vida, a disfrutar con los abrazos y a acariciar las pieles amadas…
Yo os ofrezco un pequeño entrenamiento, a modo de equipo de «emergencia», para echar mano de el cuando la angustia no nos deje vislumbrar el horizonte. Son algunas claves que ayudan a despertar nuestra capacidad de autocuración, y no por magia, sino porque el estrés prolongado inhibe nuestro sistema inmune, por eso nos conviene concentrar nuestra atención en mantener una actitud serena durante la espera y, de ese modo, la paciencia se mantendrá alerta como esos faros que marcan la ruta hacia puertos seguros a los barcos perdidos en noches de tormenta.
Aquí van las claves, no son misterios, seguro que ya lo sabéis y si es así, qué bien poder recordarlo:
Saca la rabia porque libera y es sanador, eso sí, intenta no quedarte enganchada en ella porque, entonces, intoxica. En esos casos sustituye esa rabia reactiva por ideas positivas y agradables. Aquí van algunas preguntas que te pueden ayudar a re-conectar con una energía positiva que ayudará a serenar tu estado de ánimo: ¿De qué me puedo alegrar? ¿De qué puedo sentirme orgullosa? ¿Por qué puedo estar agradecida? ¿Cómo conseguí salir adelante en otros momentos difíciles?
Al igual que nos conviene hacer ejercicio físico en los días de encierro, el entrenamiento mental también nos ayuda y mucho, para sostener la espera en las mejores condiciones posibles.
Os dejo un pequeño ejercicio de meditación que os ayudará a volar temporalmente, traspasando las paredes protectoras de los virus coronados. Podéis poner una música relajante con sonidos de la naturaleza, de agua, de pájaros… O quedaros en silencio.
Ejercicio: Atrapar el sol
Busca un lugar de la casa tranquilo donde puedas estar 15 minutos sin que nadie te interrumpa. Puedes encender incienso, una vela…
Siéntete erguida, coloca las manos en las caderas.
Conecta poco a poco con tu respiración, inspira y espira profundamente. Centra tu atención en la respiración y observa si hay algún punto de tensión en tu cuerpo e imagina que llevas ahí el aire para destensar.
Ahora visualiza una puerta abierta de par en par, por la que entra mucha luz.
Imagina que sigues la luz y comienzas a caminar por un paisaje bañado por el sol.
Ves una colina y comienzas a subir sin hacer el menor esfuerzo.
De pronto, te encuentras cerca del sol y sientes su calor tibio en tu piel. Conecta con esa sensación plácida y disfruta de ella.
Visualizas un rayo de luz amplio que sale de arriba y entra suavemente por tu cabeza.
Con cada respiración, la calidez del rayo de luz va descendiendo por tu columna.
Vas sintiendo como te inunda la luz dorada hasta llegar a la planta y los dedos de los pies.
Cuando sientas que ya es el momento de despedirte de ese lugar, vuelves a bajar la colina y regresas al punto de partida.
Conectas de nuevo con la respiración, si necesitas estirar tus músculos, lo haces suavemente.
Poco a poco te levantes y, si quieres, puedes escribir en tu bloc de “autocuración” cómo te sientes y qué pensamientos te vienen…Eso sí, registra tus sensaciones desde la observación, no desde el juicio, eso ayuda mucho más a rebajar la angustia.
Carmen Barquín